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PROCRASTINAR

El título de este blog lo inspira el presidente de losEstados Unidos, pero es conducta común de los políticos.

No, no se trata de prometer y no cumplir.

El verbo procrastinar identifica al que aplaza, demora o pospone el hacer lo que requierehacerse. Por ejemplo, Barack Obama sabe muy bien que debe liberar a Oscar LópezRivera pero desconsiderando el sufrimiento del boricua encarcelado y el de sufamilia, el presidente ocupa su tiempo en otros asuntos que incluyendiversiones como jugar Golf y celebrar el cumpleaños de Michelle.

Pero lo de Barack Obama y lo decepcionante de supresidencia ya no resiste análisis. Es llover sobre mojado. No ha habido nihabrá un presidente estadunidense más nefasto para Puerto Rico que el que ahoranos regala 2.5 millones de dólares para ‘educarnos’ con el fin de hacernoshábiles para votar en OTRO plebiscito. O sea que ahora, además de pendejos,somos brutos.

Volvamos a eso de PROCRASTINAR y apliquémosno esaetiqueta.

Nosotros también tuvimos un destacado procrastinador enLuis Muñoz Marín. Con la desgracia que, no complacido con adueñarse de esa ideapara encumbramiento personal, decidió fundar el partido político de laprocrastinación. Surge asi el Partido Popular Democrático con el  lema de Pan – Tierra y Libertad. Nadieentonces cuestionó el detalle procrastinante de dejar el concepto libertad ‘enterceras’. O sea, para después.

Sin embargo, justo es reconocer en Muñoz Marín unasensibilidad superior a la de Obama siendo sus errores solo desaciertos oequivocaciones. El que como Obama se desentiende de una injusticia pudiendosolventarla, no merece presidir y guiar a sus semejantes.

Dejemos atrás los personalismos y aunque siempreconscientes del pasado, aterricemos en el presente. Puerto Rico es el país delas posposiciones. Todo se pospone; se aplaza, se deja para después.

Apóstoles de esta doctrina son, precisamente, los muñocistas,al extremo de que aún personas sabias, ya filósofos ocotogenarios, al discutirel status político, mal llamado Estado Libre Asociado, insisten en el diferidode  “dejarlo para después” en aras desuperar una, otra, ésta o aquella CRISIS.

Y no hay manera de sacarlos de esa hoyanca racionalizadacomo puro pragmatismo.

Ni siquiera para hacerles identificar la relaciónpolítica de Puerto Rico y Estados Unidos como una de claro  COLONIALISMO. Extraordinaria habilidad  tenían los Muñoz Marín y los Jaime Benítezpara sacarle punta a una bola de billar y bien persuadir a sus seguidores. Noobstante, las realidades colonialistas de las leyes Fóraker y Jones quedaronvigentes aún después de legislada la Ley 600; aprobada la constitución del ELAen 1952 y ratificada esa fórmula política en la consulta ‘plebiscitaria’ de1967.

Ya en el 1959 el propio Muñoz fue humillado por loscongresistas Sailor, Kyl y un Clayton Powell que le echó sal a la heridarefiriéndose a Puerto Rico como una “colonia perfumada”. Eso fue en las vistasdel Bill Fernós Murray, recurso con el cual Muñoz Marín habría de atenuar suprocrastinar en 1952 y en las Naciones Unidas en 1953.

Parecía que el encojonamiento de El Vate iba a llevarlode la procrastinación a la acción  desafiantepero, ya sexagenario, Don Luis ‘sesentó’ a llorar sus penas y vió en el reciénelecto presidente John F. Kennedy nuevas esperanzas de redención. El macetazotraicionero que le propinara  JackKennedy  lo desmoralizó pero no evitó quenuestro procrastinador impusiera a la trágala (muchos líderes populares en contra) el referéndum de 1967 del cual surgió lainstitución política (PNP) que acabaría con la magia triunfalista del PartidoPopular.

Pero ya venía por ahi un pontífice nuevecito, jovencitoy con el mismo perfil del jíbaro dibujado en la bandera de la pava. HernándezColón y Romero Barceló  se dividieron lachocolatera del ELA por los próximos 20 años. Y todavía andan por ahirespirando y aspirando.

Cuchin con su estatus quietus y Carlos, inquieto eincordiando; pero ambos unidos sacramentalmente por el vínculo  de la ciudadanía “americana”.

Y vuelvo a encarrilarme en la vía de la procrastinación.Porque además del supositorio plebiscitario que nos recetan para alimentar elvicio de votar, otras voces ingenuas y bien intencionadas proponen como panaceapolítica la mentada Asamblea Constitucional de Status y creánme que más de lamitad de quienes la proponen no saben ni de lo que se trata y mucho menos decomo rayos se va a formalizar.

Imagínense los problemas de quienes se eligen, como seeligen o quienes estarán y quienes no estarán. Y no sigo bembeteando por faltade espacio.

Lo primero siempre comienza por el principio y ese primerrasgo del cuadro colonial de Puerto Rico es la ciudadanía ‘americana’ que tieneel efecto de desnacionalizar al puertorriqueño haciéndolo un súbdito delimperio norteamericano que nos invadiera en1898. Comprenderán que unpuertorriqueño comprometido jurídicamente con una nación de la cual esciudadano no puede pactar libremente y en igualdad de condiciones unaasociación con esa nación a la cual le debe fidelidad primaria.

Puro sentido común.

Hay que darle la razón a Carlos Romero Barceló cuandodice que el único status política y jurídicamente viable para un Puerto Rico deciudadanos ‘americanos es la Estadidad. Unos tres millones de boricuasrechazamos esa metamorfosis y para terminar en la aguda nota de laprocrastinación, pregúntenle al Congreso Federal si votarían en favor de unPuerto Rico Estado 51. ¡Buena idea!

Alejandro, devuélvele los 2.5 millones de dólares a Obamapara que haga un referéndum entre sus 535 congresistas. STATEHOOD FOR PUERTORICO

YES OR NO.

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