Blogs: Las cosas por su nombre

Noticias

Las cosas por su nombre

Por
💬

El mito de Sísifo

La mitología griega nos trajo la lección de Sísifo, hijo del dios Eolo, quien por creerse más astuto que todos los demás fue condenado por los dioses a subir una pesada roca a lo alto de una montaña, solo para verla rodar pesadamente cuesta abajo apenas alcanzaba la cima, volver a empezar desde abajo y pasar la eternidad en ese esfuerzo absurdo.

El mito de Sísifo ha sido utilizado desde tiempos inmemoriales para ilustrar lo que son vanos desvaríos y viene también a la mente cuando se piensa en la manera en que gobiernos de Puerto Rico y del mundo han enfrentado por décadas el grave problema de tráfico y consumo de drogas: llevando la piedra con incontables esfuerzos hasta la cima, solo para verla, impotente, rodar cuesta abajo otra vez apenas se llega a la cima.

Por al menos 40 años, las autoridades puertorriqueñas han querido combatir el problema de tráfico y consumo de drogas prohibiéndolas todas y destinando incontables recursos para policías que persigan a los que las venden y las consumen, tribunales para enjuiciarlos y cárceles para encerrarlos. 22,000 personas, lo cual es más que la población de 18 municipios, han sido arrestadas en Puerto Rico desde junio de 2014 hasta ahora por delitos relacionados con las drogas.

Aun así, en la Isla hay por lo menos 542 puntos de drogas, que generan ganancias de cerca de $366.8 millones al año, según un censo que dio a conocer esta semana la Policía. No hay un negocio más omnipresente en Puerto Rico que las farmacias Walgreens. Pues miren cómo es esto: la cantidad de puntos de drogas es casi cinco veces mayor a las 118 farmacias de esa franquicia que operan aquí.

El Colegio de Médicos Cirujanos, mientras tanto, reveló en días recientes que en la Isla hay cerca de 175,000 personas con problemas severos de adicción a drogas. Otros 245,000 tienen problemas moderados de sustancias controladas, lo cual significa que en la Isla hay por lo menos 420,000 personas para las cuales, con mayor o menor intensidad, es cotidiano el uso de sustancias controladas. Eso es el 12% de nuestra población.

No cabe duda, entonces, de que estamos ante un problema monumental. Y queda claro, también, que todo lo que se ha invertido por décadas para manejar este problema aquí, como en tantos otros países, ha sido dinero simplemente tirado al zafacón.

Causa espanto que mientras en algunos países del mundo empiezan, algunos poco a poco, otros de manera bastante radical, a ensayar nuevas estrategias para lidiar con el problema, aquí no hay ni asomo de que las autoridades hayan comprendido que la terquedad y la irracionalidad no nos han llevado a nada en esto.

El gobierno saliente, muy tímidamente, dio algunos pasos: mediante orden ejecutiva instruyó a fiscales a que no dieran prioridad a arrestados con marihuana para consumo personal y eliminó la misma yerba de las sustancias prohibidas en las pruebas de dopaje. Son medidas prácticamente simbólicas, pero al menos indicaban que nacíalentamente la conciencia diminuta de que la misma ruta de locos en que hemos estado por décadas no ha dado resultado.

La designada secretaria de Justicia, Wanda Vázquez, ya dijo que no acatará la orden en ejecutiva sobre los arrestados con marihuana cuando entre en funciones en enero. El gobernador electo, Ricardo Rosselló, ha dicho con toda claridad que se opone tajantemente a la legalización de la marihuana. No han prestado atención ninguno de los dos al hecho de que en Estados Unidos, el país al que quieren pertenecer, 26 estados y Washington D.C. tienen algún modelo de legalización o despenalización de marihuana y otros tres se les unirán pronto tras haberlo aprobado sus votantes en las elecciones de noviembre.

Abundan también ejemplos fuera de Puerto Rico de diferentes modelos que, estudiados y ajustados a nuestras necesidades particulares, pueden ayudar a quitarnos de encima esta descomunal carga. En Portugal, que es visto como el pionero mundial de estas prácticas, no legalizaron la droga, pero dejaron de meter gente presa por usarla; en Dinamarca, donde había un serio problema de muertes por sobredosis, se establecieron lugares donde es legal inyectarse y se hace bajo supervisión médica, y en Holanda se establecieron los llamados “cafés” donde se vende y se fuma marihuana, alejando a sus usuarios de los traficantes de otras sustancias mucho más peligrosas.

En ninguno de estos sitios aumentó el uso de drogas, ni tienen niveles de adicción mayores a los existentes en lugares donde sigue prevaleciendo el modelo prohibicionista. Lo que sí tienen es menos gente presa, con los costos económicos y sociales que ello conlleva, menos problemas de violencia asociados a las drogas y muchísimos recursos para educación y salud porque no tienen que destinarlos a estar subiendo montaña arriba una roca que, como demuestra la experiencia, irremediablemente va a volver a rodar hacia abajo.

¿Cuáles son los problemas que causa la droga en Puerto Rico?

Son muchos, pero a grandes rasgos se pueden mencionar tres principales: un gravísimo problema de violencia callejera debido a la guerra entre pandillas que se disputan el enorme mercado de drogas ilegales y que es la causa del 68% de las casi 24,000 muertes violentas que ha habido aquí en los últimos 30 años; miles de enfermos de adicción en nuestras calles dispuestos a lo que sea para conseguir la cura; desperdicio de millones y millones de dólares en policías, armas, tribunales y cárceles, que tan bien podrían usarse en educación, salud, hasta en cultura.

Hacen falta valientes que miren esos problemas y se atrevan a proponer algo distinto de la repetición irracional que ha habido hasta ahora.

Lo que hemos hecho hasta ahora ha fracasado. No va a darlo. Cualquier persona racional puede verlo. El uso de sustancias para alterar la conciencia es parte de la experiencia humana desde los albores de la historia y, nos guste o no, sea malo o no, va a seguir estando ahí. Prohibirlo absolutamente, tratarlo como un problema policiaco-militar, entrarles a garrotazos a los usuarios, no ha dado resultado.

Es hora de entender estas verdades tan simples, dejar atrás falsos moralismos y darle a nuestro país una oportunidad de superar de una vez y por todas este flagelo.

(benjamin.torres@gfrmedia.com, Twitter.com/TorresGotay, Facebook.com/TorresGotay)

💬Ver comentarios