Blogs: Las cosas por su nombre

Noticias

Las cosas por su nombre

Por
💬

La campaña contra Puerto Rico

  El puertorriqueño es vago. Puerco. Ladrón. Mantenido. Le gusta que todo se loden. No tiene iniciativa. Ni talento. Es bruto. Cómodo. Desordenado. No asumeresponsabilidades. Lo que le gusta es el vacilón. Odia a su compatriota. Laisla se hunde. Se vacía. Se hace pedazos. Apesta.

 Así nos tratan. Mejor dicho, así nos tratamos. Nos lo decimos en la casa, en laescuela, en la calle, en los diarios, en la televisión y en la radio. De día yde noche.  En lenguaje velado a veces. De manera cruda, otras. Por tantotiempo que terminó en el torrente sanguíneo de la historia, se fundió con lastradiciones y los espíritus y hoy es  parte de nuestro genoma. 

 Lamayoría nos lo creemos y aplaudimos cuando nos tratamos así. Muchos, al leeresto, dirán: “pero es que es verdad”.  ¿Quién, creciendo así, sujeto a esemartillar incesante en la conciencia, abrumado por generaciones por ese ecoensordecedor, es capaz de alzar cabeza? ¿Qué valor se le puede ver a lo que unomismo es?  ¿A quién puede extrañarle que vivamos en este ensimismamiento,en guerra unos con otros, incapaces de los pasos que nos saquen de esta arenamovediza? 

Estoes una campaña. Una campaña contra Puerto Rico. Un esfuerzo  diseñado porlos que creen que el status se soluciona haciendo girar el discurso hacia lacreencia de que somos menos que otros. Unos la diseñaron y otros, incapaces deoírse a sí mismos porque el ruido de tantas generaciones se lo impide, larepiten.

Tenemosproblemas, sin duda. 

Desafíosmonumentales. Retos que parecen imposibles de superar. Vivimos una quiebrasocial, institucional, económica, moral y política en todos los niveles y lareparación, sin duda, será muy difícil. Pero eso no es porque seamos así. Eso esporque el modelo  en que vivimos lo fomenta. La prédica que seduce al 90%de los nuestros es esta: tenemos que depender de otros,  porque solos nopodemos. 

Noson excusas. Esta es la verdad.  

Lahistoria está repleta de países que estuvieron en hoyos mucho más profundos queel nuestro y lo superaron. Países que han atravesado hecatombes, desastresnaturales, guerras civiles, genocidios. Miren a Japón, a los países de Europaque fueron arrasados durante la Segunda Guerra Mundial, a nuestros vecinos latinoamericanosque sufrieron dictaduras, satrapías, guerras civiles, torturas, y hoy sereconstruyen y, contrario a nosotros, ven el futuro con esperanza. 

Ellosno son mejores, ni peores, que nosotros. Pero sabían que nadie iba a resolverlesus problemas y, en buen castellano, metieron mano y, con todos los escollosempiezan a caminar hacia la luz. Aquí no, aquí quieren convencernos, y lamayoría se deja llevar mansita, de que Estados Unidos nos va a resolver. Unoscreen que la estadidad y su  lluvia de dinero están a la vuelta de laesquina, a pesar de que de allá no ha habido ni una señal, ni una diminutaseñal, de que eso sea más que una ardiente fantasía. Otros se acuestan cadanoche pidiendo a las alturas que de allá nos manden un cheque que nos devuelva lailusión o una persona que se haga cargo de este enredo y nos ponga orden. 

Nohan comprendido que un pueblo puesto sobre sus pies tiene muchísimas másposibilidades de alcanzar la relación que se quiera con Estados Unidos. 

Nohemos comprendido que levantarnos nos toca a nosotros solitos. 

Esque somos un país adolescente, que gasta, desordena, vive y vacila basándose enlo que ha probado ser una cruel ilusión: al final del camino, pase lo que pase,no importa cuándo hondo el hoyo, el buen americano, como el papá  deladolescente, nos va a salvar. 

Apréndanlo:eso no va a pasar.

Estetiempo de llantos, si para algo ha de servir, que sea para esta lección: quecualquier relación que querramos con Washington  no será porquenecesitemos ayuda, sino porque nosotros podemos también ofrecerla.

Mientrastanto, indígnese, no deje que lo sigan insultando. 

Cuandole digan vago, responda que en este endiablado modelo económico que tenemosescasean los empleos dignos y, además, se diseñó de tan demente manera que paramuchos es más rentable vivir de ayudas que trabajando. 

Cuandole digan ignorante, recuérdele que nuestro sistema educativo es un desastre yque aquí se venera la ignorancia y se menosprecia el conocimiento. Cuando lesaquen en cara que le falta iniciativa, responda diciendo que toda la ha vidale han estado atosigando  que no necesitamos ninguna iniciativa porque elamericano nos cuida. 

Ycuando le acusen de no asumir responsabilidades, ríase hasta que le duelan loscostados, porque ese justo es el diseño de país que tenemos, de no asumirresponsabilidades y esperar que de afuera nos resuelvan. 

Esque, de verdad, no hay cosa más curiosa que ésta en el Puerto Rico de hoy: losque se han pasado la vida pregonando la dependencia, insultan ahora a los que dependen. 

Recuerdetambién que los que lo insultan se están insultando ellos mismos, que sonvíctimas de sus propios complejos. 

Guíllesedel Cristo que sangrante, agonizante y sediento elevó la vista al cielo desdeel madero y, con  histrionismo, exclamó: “padre, perdónalos, que no sabenlo que hacen”. 

(benjamin.torres@gfrmedia.com,Twitter.com/TorresGotay

💬Ver comentarios