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Ryan Pino rehace su carrera



Hace unos años, en una cartelera de boxeo aficionado, conocí a un veterano entrenador de la barriada Israel, de Hato Rey, que en aquellos momentos entrenaba a una prometedora peleadora aficionada, Natasha Cantero.
Pero, sentado junto a él en las gradas durante la cartelera, el entrenador, José Pino, me habló de su hijo, Ryan..
“Tiene pocas peleas, pero ya hay muchos manejadores y promotores locos detrás de él”, me dijo. “Es el mismo Macho Camacho peleando… lo imita a la perfección”.
Uno de los momentos culminante de su carrera aficionada fue cuando derrotó en un torneo aficionado local -el Wilfredo Gómez- al futuro campeón mundial de ascendencia hondureña, Teófimo López.
Sin embargo, después de un buen comienzo en su carrera profesional, en la que ganó ocho de sus primeras nueve peleas, con cuatro nocauts, a Ryan Pino, que peleaba en las 140 libras, le pasó lo mismo que le pasa a muchos peleadores que tienen talento, pero no la dicha de contar con un manejador o un promotor que lo proteja y lo ayude a encaminarse antes de lanzarlo antes de tiempo a aguas profundas.

Ryan (derecha) antes de su pelea con Danielito Zorrilla.


Así, Ryan no volvió a ganar y perdió seis peleas y empató otras dos.
La historia es común: peleaba en el exterior frente a invictos locales, o lo ponían aquí de ‘hembra’ contra las estrellas en ascenso de las compañías que presentan los programas.
En 2018, perdió por decisión unánime en ocho asaltos con Jorge Maysonet,. Jr. quien tenía entonces marca de 13-2 y 11 y peleaba en las carteleras de la Miguel Cotto Promotions, y poco después también perdió en ocho asaltos con el invicto prospecto de la Cotto Promotions, Danielito Zorrilla. En 2019 empató por decisión dividida en Hollywood, Florida, con el welter ponceño radicado en Nueva Jersey, Chris Vélez (10-0-1 y seis) y, en marzo de este año, perdió por decisión dividida en ocho asaltos en la cartelera de la serie e Ring City presentada al aire libre en la Plaza del Quinto Centenario con Luis Mydiael Sánchez, Diamante Negro, quien tenía marca de 8-1 y seis.

 


“Admito que me empecٞé a descuidar un poquito”, dijo Pino, de 25 años de edad y seis pies de estatura, que también es hijo de la expeleadora profesional y ahora entrenadora en Delaware, quien peleaba bajo el nombre de Vanessa Pine.
“Pero sé que algunas de esas peleas yo no las perdí”, agregó.
“Todavía yo no me he encontrado con una persona que me haya dicho que yo perdí la pelea con Mydiael. Son peleas que gané, pero no me dieron la decisión”.
Poco despuٞés de esa pelea, sin embargo, su padre sufrió un infarto y un derrame, y estuvo grave y hospitalizado hasta que eventualmente murió dos meses atrás.
Bajo esas circunstancias, “sin entrenar, y por razones económicas”, Ryan aceptó de forma apresurada una pelea en Las Vegas en la que perdió en seis asaltos por decisión, aunque cerrada (56-58, 56-58 y 65-60) ante Reshat Mati (entonces 9-0 y siete).
“Y aunque no entrené, aun así hay gente que cree que yo gané”, dijo el boricua.
Al morir su padre, “estuve un tiempo queriendo no hace nada, estar alejado de todo”, dijo.
“Pero entonces comencé a entrenar… el boxeo era como un escape”.


Ryan entrenó fuertemente con el mismo grupo –Earvin Rivera, César Farrait y Carlos Irizarri- que había estado con su padre desde que este comenzó a trabajar en el gimnasio de boxeo y de ‘fitness’ Wolf Elite Boxing Club, de Puerta de Tierra, donde Ryan también es uno de los entrenadores de boxeo y de acondicionamiento físico.
“Entonces me ofrecieron una pelea aceptamos”.
En una cartelera pequeña celebrada el sábado 30 de octubre en The Armory, en Newburgh, Nueva York, Ryan terminó derrotando por decisión al protegido local, Bryce Mills (6-0 y tres), en un combate a seis asaltos.
“La dieron dividida”, dijo, “pero ya se sabe cómo es, pero nosotros estábamos preocupados porque había habido varios empates en las peleas anteriores”.
Pero esta vez por lo menos dos de los jueces no se atrevieron a negar la superioridad de Pino, quien ganó 59-55 y 58-56 aunque el tercer oficial votó 56-58.
“Yo hago distintos tipos de peleas, y a veces avanzo y presiono y otras boxeo”, dijo Pino, “pero esta vez, mientras avanzaban los ‘rounds’, y vi que él estaba cada vez más frustrado, porque me daba con todo y yo seguía para el frente”.
“Pero en los últimos dos ‘rounds’ lo que hice fue pelearle a pie en punta, como Muhammad Ali o Macho Camacho, lanzando el jab y la recta y yendo a moverme antes de que él pudiera tirar”.
Su papá lo había adelantado muchos años atrás: peleaba igualito que Macho Camacho.



El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, Ceuyoyi, En Facebook, Jorge L. Prez

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