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Resurrección beisbolera

 

El cagüeño Alexander Díaz lo tenía todo en 2009: graduado de la prestigiosa Puerto Rico Baseball Academy and High School, el jardinero de 6’1” de estatura fue escogido en el ‘draft’ por los Rays de Tampa Bay, con los que jugó en clasificaciän ‘Rookie’ en 2009 y 2010.
Antes de la temporada de 2011, sin embargo, “me busqué un problema con la Policía en Puerto Rico”, recordó Díaz, hoy con 27 años de edad.
Sus problemas con la ley condujeron a lo que él pensó que implicaba el fin de su carrera en el béisbol.
“Cumplí cinco años”, dijo, “uno en Puerto Rico y cuatro en Carolina del Norte”.
“Después estuve seis meses mٞás en una ‘halfway house’ (confinamiento parcial) aquí en Puerto Rico”.
Así, al salir en octubre de 2016, Alexander, del barrio Alto Monte de Bairoa, estaba convencido de que el béisbol había quedado atrás.

 

 

“Quise rehacer mi vida y busqué un trabajo, porque mi esposa (8uu8) quedó embarazada”, dijo.
“Fue fuerte y caí en depresión y todo, porque el béisbol había sido mi sueño toda la vida y tuve un bate en las manos desde los cuatro años”.
Sin embargo, poco a poco comenzó a ejercitarse y a practicar y, para la temporada de 2018 en la Doble A, consiguió una oportunidad con los Halcones de Gurabo, cuyo apoderado le consiguió un trabajo fuera del béisbol en la construcción.
“Pero poco antes de comenzara la temporada tuve que operarme y me sacaron la vesícula”, dijo. “Aunque luego jugué toda la temporada, no estaba verdaderamente en forma”.
Luego de batear .255 con siete impulsadas en 51 turnos como inicialista, fue dejado en libertad por los Halcones.
Pero entonces su vida comenzó a mejorar.
“Yo conocía a Eric Valentín, el gerente de los Piratas de Cabo Rojo, y él ofreció٠ darme una oportunidad”, dijo.

 

Además, Alexander consiguió trabajo como empleado del camerino con los Cangrejeros de Santurce en la liga invernal, donde estuvo toda la pasada temporada y ahora se encamina a regresar.
En fin, esta vez sí tuvo la oportunidad de ponerse en forma y, jugando en los bosques, estٞá promediando actualmente .352 con 17 remolcadas, para liderar el equipo que dirige su tocayo, el exbigleaguer Alex Díaz.
Incluso estuvo activo el domingo pasado en el Juego de Estrellas de la Doble A, celebrado en Guaynabo.
“Yo creo que ahora sí estoy en la misma condición en que estaba antes”, dijo.
“Aparte del trabajo con Santurce, estoy concentrado totalmente en jugar con Cabo Rojo”.
Y, claro está, en mantener a su familia: “Después de tener aquel primer hijo, hemos tenido dos más, todos con un año de diferencia”, dijo, riendo, “pero ya cerramos la fábrica: estamos los dos operados”.

 

Claro, pero eso no evita que Alexander de vez en cuando piense en lo que pudo haber sido si hubiese tomado otro rumbo en su vida.
“Mis padres -Alfonso Díaz y Mayra Rivera– , me ayudaron en todo momento, pero mi padre se pasa recordándome lo que yo hubiera podido llegar a ser si no me hubiera desenfocado”, dijo.
“Y trabajando en el camerino de Santurce he tenido la oportunidad de volver a encontrarme con Alex Claudio, Kike Hernández, Yadiel Rivera, todos ellos escogidos en el ‘draft’ para la misma época que yo y todos ellos ahora en Grandes Ligas”, dijo. “Y todos me dicen lo mismo: ‘Mano, te desenfocaste…’”.
“Pero ya to no pienso en el pasado: ahora es todo tiempo p’alante”.

 

 

 

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, Ceuyoyi, en Facebook, Jorge L. Prez

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