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Una gran pelea, pero…

 

Los narradores y los comentaristas en las transmisiones deportivas están allí, principalmente, para profundizar e incrementar el deleite y la comprensión de los televidentes, ya sea con la precisa elocuencia de sus expresiones o la sapiencia de sus análisis instantáneos.
En los últimos tiempos, sin embargo, parecen haber ido en aumento las quejas de los fanáticos en torno al trabajo de muchos exponentes de esta ilustre tradición deportiva: quizá se deba en parte a que la gran mayoría de los usuarios de ‘facebook’ o ‘twitter’ utilizan esas redes sociales para quejarse o criticar, pero cada vez son más frecuentes comentarios como “tuve que bajar el volumen para terminar de ver el juego” -refiriéndose al partido de Centrobasket de Puerto Rico y México en la noche del sábado- o, en relación con la transmisión local de los juegos de los Bravos de Atlanta por MLB.com, que es la que sigo con frecuencia, “he llegado al punto de que prefiero escuchar a los narradores del equipo contrario”.

porter

Porter y Thurman intercambian metralla.

 

Tal vez, especulo, se deba a que hoy en día hay tantos canales transmitiendo eventos deportivos que, a decir verdad, no hay talento suficiente. O quizá se deba a la tendencia dominante, muy comprensible por cierto, de usar ex atletas para narrar o comentar las transmisiones: son pocos los ex atletas que, poco después de concluir sus carreras, desarrollan la modulación de voz y la fluidez verbal adquirida por los locutores profesionales gracias a largos años de aprendizaje y experiencia.
Y esos dos aspectos a menudo son tan importantes como el conocimiento a la hora de narrar o analizar un evento deportivo.
Claro, hay excepciones: en béisbol, John Smoltz es un ejemplo claro de un atleta retirado recientemente que de la noche a la mañana se ha convertido en un comentarista excelente: tranquilo y pausado en sus comentarios, a menudo muy acertados, pero siempre barnizados con un fino sentido de humor.

 
En el boxeo, Paul Malinaggi, quien ni siquiera se ha retirado todavía, nuevamente brilló en la noche del sábado en la transmisión por CBS del espectacular combate en el cual Keith Thurman venció por cerrada decisión unánime a Shawn Porter para retener su cetro welter de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
Con un estilo que hace recordar al del lamentablemente fenecido Emanuel Steward -quien, con voz pausada y con pocas palabras, raras veces fallaba en señalar el elemento técnico decisivo que se estaba produciendo en cada instante de una pelea de boxeo-, Malinaggi, con su inconfundible acento Brookliniano, cumplió a la perfección su difícil función como analista boxístico ‘instantáneo’. Y lo hizo en medio de una pelea llena de furiosos intercambios de golpes, de constantes fluctuaciones de estrategia en los que ambos peleadores se turnaban para llevar el papel dominante.

 
En vez de volverse un masacote de elucubraciones técnicas –al estilo de esos analistas de baloncesto que se creen que están narrando para una teleaudiencia compuesta exclusivamente por coaches de baloncesto-, Malinaggi daba en el blanco con pocas palabras: “Para ganar, Porter depende de lanzar un gran volumen de golpes, y, cuando lo hace, gana el asalto. Pero no lo ha hecho lo suficiente”, dijo en determinado momento.
Y Al Bernstein, el gran veterano, también mantuvo su acostumbrado alto nivel, como cuando se le pidió que opinara quién había sido el ganador antes de que se anunciara el fallo de los jueces: “Aunque los dos conectaron más o menos la misma cantidad de golpes, los de Thurman fueron los más significativos, y los más llamativos (‘flashy’), y por eso creo que ganó la pelea”.

 
El entrevistador Jim Gray, quien es tan bueno en esa función como el retirado Larry Merchant, aunque con una décima parte de su ego, también mantuvo su nivel acostumbrado, haciendo las preguntas cortas y precisas sin tratar de lucirse con su ingenio o su facilidad verbal, dejando así que el público escuche lo que el entrevistado tiene que decir… como debe ser.
Todos forman parte del equipo de narración habitual de las peleas de Showtime, el canal de cable que pertenece a CBS.
Sin embargo, para mí la transmisión fue prácticamente un desastre gracias al esfuerzo del narrador principal, quien resultó serlo Mauro Ranallo.
¿Buscan ustedes un narrador que sea gritón, que se exprese como si estuviera hablando por un megáfono y que cuando la acción se torna violenta sobre el ring tiende a gritar más duro, y a hablar con más rapidez hasta llegar reiteradamente al clímax exclamando ‘Whatta fight! Whatta fight!” como hizo en varias ocasiones?

 
Además, ¿gustan ustedes de los comentarios presuntuosamente ingeniosos, al parecer preparados de antemano?
“Como un actor de The Walking Dead, Shawn Porter sigue yendo hacia el frente”, dijo en cierta ocasión.
Todavía con los tímpanos ardiéndome, busqué información sobre el individuo en ‘google’ y hallé que su trasfondo es como narrador de lucha libre (WWE) -lo cual no me extraña- y que se caracteriza por su “estilo dramático, el énfasis en metáforas elaboradas y juegos verbales y un vocabulario florido”.
En efecto, es insufrible.
Pero, claro, aunque me sentí tentado de hacerlo con tal de evitar esa tortura, no me atreví a bajar el volumen: eso me hubiese privado de escuchar a Bernstein y Malinaggi.
Pero, la próxima vez… no respondo de mí.

 

 

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, 6418luis En Facebook, Jorge L. Prez

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