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Domingueo en La Latina

Tengo que admitir que me ha costado adoptar algunas de las costumbres madrileñas, como cenar a las diez de la noche y salir a discotecas hasta las seis de la madrugada. Sin embargo, la tradición de tapear los domingos en La Latina es una que he acogido fácilmente.

La Latina es el barrio madrileño castizo por excelencia, el casco antiguo de la ciudad. Preserva el esqueleto medieval y es el núcleo histórico de la capital.

Justo al lado de la parada de metro La Latina se encuentra la Plaza de la Cebada. Ésta corresponde con uno de los mercados de abastos mas antiguos de Madrid. A medida que aumentó la cantidad de habitantes de la ciudad a finales de los 1800, también creció la importancia del Mercado de la Cebada.

Andando por las calles estrechas y onduladas, se llega a la Puerta de Toledo, entrada al Madrid amurallado del siglo XVIII. Los comerciantes que venían de fuera a los mercados de Madrid se albergaban en posadas y hospederías de la zona. La historia dio paso a la personalidad actual del barrio La Latina, acogedora y animada.

Más conocido internacionalmente que el Mercado de la Cebada es El Rastro, al aire libre y también en pleno centro histórico. Este mercado, que nació con la venta de objetos de segunda mano en el 1740, tiene lugar todos los domingos y festivos.

El Rastro ya no se limita a ventas de segunda mano, ofrece un poco de todo: desde camisas del Real Madrid hasta adornos para el hogar. Más que comprar, me gusta novelerear y ojear el ambiente peculiar. Si de casualidad me antojo por alguna monería, tal vez me doy el gusto. La calidad de los productos no es la mejor del mundo pero, igual que en todos lados, el que busca encuentra.

Si La Latina es el vecindario auténtico de Madrid, pasarse los domingos tapeando en la Calle Cava Baja es un ritual sagrado para muchos residentes (y turistas bien informados). La cultura culinaria del barrio La Latina se originó hace siglos, cuando se comenzaron a establecer casas de comida, hoy transformadas en restaurantes y tabernas.

Los domingos a penas cabe la gente en los restaurantes. Entre éstos se encuentra la famosa Casa Lucio, ocupando el lugar del antecedente Mesón del Segoviano del 1720.

La tradición dominical de tapeo y cañas ha pasado de generación en generación y, aunque quizás sea más común entre los treintañeros, la practican madrileños de todas las edades.

Me encanta dar un paseo por El Rastro y luego dirigirme a la Taberna El Buo. Con cada cerveza te regalan ricos pinchos (pintxos en euskera), tapas de origen vasco usualmente montadas en pan. Aún así, vale la pena pedir una tortilla de patatas rellena para compartir. Las míticas y enormes tortillas del Buo nunca fallan.

Luego de tapear un rato, la tarde invita a ir de bar en bar. Aunque me quedan muchos por conocer, soy fan de La potente y El viajero, en Cava Baja y Cava Alta respectivamente.

Dicen que la mejor época para gozar de La Latina es entre primavera y verano, cuando calienta, y que entonces sí se llena de verdad. Mientras tanto, yo aprovecho con mis amistades porque el frío no me es tan malo con caña en mano.

Tortilla

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