Al Rescate de la Esperanza, que Anda Realenga… y hay que Atraparla
El pasado sábado en la Cafetería de un Centro Comercial en Ponce. le solicité a un joven desconocido que velara por mis libros en lo que buscaba 2 barquillas de “Pistacho”, creía que lo podía hacer a la distancia, se movió y se sentó en la silla de la mesa donde tenía los libros para velarlos. Su acompañante, igual de buena que él, me avisó que alguien me estaba llamando y yo no lo notaba. Luego de saborear las barquillas, cogí la carga y dejé mis espejuelos gafas, 3 personas me avisaron que se me habían quedado, se los entregaron a mi esposa. Simplemente, gente buena… todavía quedan.
Aunque viajé de Yauco a Ponce en la tarde, algo que no acostumbro, puede hacer varias diligencias (Tareas): eché gasolina a ,79 en Ponce, en Yauco está a .90 y .93. Fue un día productivo en que corroboré lo que he dicho en muchas ocasiones, los buenos son más. Eso hace necesario que caminemos por los nuevos senderos y búsquemos a esas buenas personas, entablemos un corto diálogo y sigamos el camino esperanzador que debe motivarnos seguir, aunque la Esperanza, ande realenga.
“En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.”