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Lecciones de un árbol caído

Para que un árbol ofrezca frutos necesita buen Cuido. Requiere: abono agua, poda, aunque parezca raro, también necesita mimos. Los árboles son generosos: ofrecen sombra, color, frutos, evitan erosión del suelo.

Mi árbol de mango tiene sobre 40 años sembrado a 20 pies de mi casa, Georges lo tumbó con sus fuertes vientos, vinieron unos hombres los cuales querían trozarlo, me opuse, les pedí intentasen levantarlo luego de podar la parte alta, lo hicieron. Pasado el tiempo volvió a darnos el sabroso mangó que antes nos había dado. María volvió a tumbarlo sobre la verja del patio posterior. Solicité Ayuda a unos hermanos en la fe cristiana, vinieron con una Pateca y soga, entre 4 fuertes hombres lograron enderezarlo y le colocaron una estaca de soporte. El bendito árbol volvió a dar su fruto. Pude compartir muchos de los mismos.

En la brecha

¡Ah desgraciado, si el dolor te abate,
si el cansancio tus miembros entumece!
Haz como el árbol seco: reverdece
y como el germen enterrado: late.

Fragmento José De Diego

He sabido estar bajo la sombra de un árbol, reflexionando, aun de niño. He subido a un árbol de quenepas, para disfrutar su fruto, he podido coger con mis manos el fruto de varios árboles, son son generosos. Cuando se les cuida, reverdecen, es a pesar de la Masacre que en pasados años se ha hecho con árboles para tirar cemento, las consecuencias las hemos notado, en el Calentamiento Global.

Resurge, alienta, grita, anda, combate,
vibra, ondula, retruena, resplandece…
Haz como el río con la lluvia: ¡crece!
Y como el mar contra la roca: ¡bate!

En el poema de don José De Diego, En la Brecha, nos ofrece una serie de Consejos aplicables a un árbol caído y también a una persona que ha caído en desgracia, a una persona que esté triste o deprimido, a quien le falten las fuerzas para seguir abriendo surcos.

De la tormenta al iracundo empuje,
no has de balar, como el cordero triste,
sino rugir, como la fiera ruge.

¡Levántate!, ¡revuélvete!, ¡resiste!
Haz como el toro acorralado: ¡muge!
O como el toro que no muge: ¡embiste!

El Caballero de la Raza, como se denominó a don José De Diego nos invita a sobreponernos a los obstáculos, a levantar voces contra las injusticias y con la palabra, con una buena dosis de respeto, embestir, con energía, la oportunidad que nos da la palabra hablada o escrita, para expresarnos.

Hay quienes a la primera ventisca de problemas, se derrumban mentalmente. Las fuerzas internas del ser humanos son capaces de ayudarnos a levantarnos. Hay dentro de cada ser un soplo Divino que nos permite enarbolar la bandera de la Victoria ante la adversidad… y seguir trazando mapas de ensueño bregando con la realidad que nos ha tocado vivir. No te rindas al borde de un milagro. Eres tremendamente Importante.

Prof. José Antonio Giovannetti Román

@AntonioGiovan13

Al Rescate de la Esperanza, que anda realenga… y hay que atraparla

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