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16 de julio: El encuentro de Trump y Putin

En menos de tres semanas se planificó el encuentro entre el presidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump, y el presidente de Rusia, Vladímir Putin. Helsinki, Finlandia, fue la sede escogida para la reunión, por su cercanía con Rusia y por su prestigio como lugar para encuentros internacionales. Ambos presidentes conversaron por espacio de dos horas sobre la estabilización de Siria y otros temas de interés común.

Los detractores de Trump aprovecharon la ocasión para demonizarlo y aludir a la supuesta intervención rusa en las elecciones presidenciales de EEUU de 2016. Sacaron de contexto el propósito del encuentro.

Putin indicó que ha hablado por teléfono con Trump varias veces y que se han reunido en otros eventos internacionales. Sin embargo, este es el primer encuentro a modo bilateral en el que tienen la oportunidad de conversar sobre la relación entre EEUU y Rusia.

Ambos jefes de estados declararon que la Guerra Fría culminó y que no hay razón para no mejorar las relaciones. Trump comunicó vía Twitter y ante la prensa que las relaciones con Rusia nunca han estado en peor condición, por las tonterías de EEUU y por la cacería de brujas contra Rusia y la campaña de Trump. La agenda del Partido Demócrata y de los never trumpers de culpar a Rusia por la derrota de Hillary Clinton pone en riesgo las relaciones entre ambas naciones.

Ninguno de los dos presidentes niega que hay diferencias y conflictos que atender. Trump hace énfasis en que representan a las dos potencias nucleares principales y que la paz debe ser el objetivo. Entre los temas que estuvieron en agenda están el de la construcción de islas artificiales por parte de China, el conflicto de Ucrania, la estabilización de Siria, la desnuclearización de Norcorea, la renegociación del acuerdo nuclear con Irán, las relaciones comerciales, entre otros asuntos.

Acercarse a Rusia no significa negar que son competidores, potenciales enemigos y que tienen intereses divergentes, sino buscar lugares comunes y acuerdos que asistan a mantener la paz. Por ejemplo, Trump mantuvo su palabra de no derrocar al presidente sirio Bashar al-Ásad. Evitó la desestabilización y la escalada del conflicto.

Antes de reunirse con Putin, Trump se reunió con los jefes de los estados miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Los presionó y acordaron que aportarán el 2% de su Producto Interno Bruto (PIB) para la operación de la organización.

Esta movida de Trump envió un mensaje claro a la OTAN de que deben aportar más para la seguridad de Europa y de sus estados. Tuvo la oportunidad de escuchar a sus aliados sobre temas de seguridad, muchos relacionados con Rusia. Lo hizo antes de reunirse con Putin, como un modo de enviar un mensaje tácito de que la OTAN se fortalece. Es decir, Trump fue preparado a la reunión con su homólogo ruso.

Quienes critican a Trump por supuestamente deteriorar las relaciones con sus aliados europeos, pierden de perspectiva que la mejor forma de mejorar la seguridad europea es que los miembros de la OTAN dejen de depender tanto de EEUU y fortalezcan a sus fuerzas armadas. En otras palabras, deben aumentar su poder de disuasión.

Trump se caracteriza por revisar tratados y acuerdos y evaluar su efectividad. Desde la campaña presidencial expresó que está insatisfecho con las aportaciones de los estados miembros de la OTAN y que EEUU gasta en exceso en la seguridad de sus aliados. Su postura de que EEUU debe velar por su interés y de que los estados miembros de la OTAN deben aportar más, lejos de perjudicar las relaciones con los aliados, logra lo que el refrán expresa: “Cuentas claras, conservan amistades”.

La Rusia de Putin tomó exceso de confianza con sus intervenciones en Ucrania, la anexión de Crimea mediante un referéndum poco confiable y sus presiones políticas en el este europeo. Estas acciones se deben en gran medida a la debilidad y vulnerabilidad que muestra la OTAN y las fuerzas armadas de los estados europeos. Bajo la presidencia de Barack Obama se retiró el último tanque americano en Europa y no se hizo valer la línea roja imaginaria que impuso a Ásad en caso de que ordenara el uso de armas químicas.

La debilidad mostrada por EEUU, Europa, la Unión Europea y la OTAN le dio fuerza a Rusia y convirtió a Putin momentáneamente en el líder más influyente en el mundo.

Con Trump, el cantar es otro. Su primer mensaje en Europa, realizado en Varsovia, Polonia, versó sobre retomar el orgullo por los valores occidentales. En su primer discurso ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) comunicó que cada estado del mundo debe velar por su propio interés y que se debe contrarrestar a los sistemas autoritarios. Festejó la alianza histórica con Francia en su primer visita a ese estado. Presionó a la OTAN para que se fortalezca. No persigue demonizar a Putin ni enemistarse con Rusia, pero hace movidas que le comunican que ya no podrá intervenir en Europa como lo hizo en Ucrania y Crimea.

El encuentro con Putin ocurre con una proyección de fortaleza y un mensaje del fin de la vulnerabilidad militar europea.

 

 

 

 

 

 

 

 

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