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Trump no juega a la ruleta rusa

La propuesta de una alianza entre Estados Unidos (EEUU) y Rusia para combatir al Estado Islámico (ISIS) es una jugada astuta de Donald Trump. Sabe que la administración de Obama fracasó en su “guerra” por proxy; armar a los “rebeldes sirios” fue como escupir contra el viento. Las armas pararon en manos de ISIS por “error”. El presidente sirio, Bashar al-Ásad, resistió exitosamente. Rusia defendió a su aliado y aseguró su base naval en Tartus, Siria.

Obama dejó pasar una oportunidad y una justificación para derrocar a Ásad cuando no cumplió con la línea roja imaginaria que le trazó al presidente sirio. Le dio la oportunidad al gobierno de Siria de negociar la entrega de armas químicas con la mediación rusa. Todo el mundo se percató de que Obama no es consecuente. Vladímir Putin, presidente de la Federación Rusa, desplazó a Obama de la posición del líder mundial más influyente. Es decir, Rusia superó a EEUU en liderazgo.

Rusia estableció una “zona de exclusión aérea” (“No Fly Zone”) en Siria para controlar las incursiones aéreas. Obligó a EEUU a coordinar sus ataques y objetivos. Le puso freno al intento de Turquía de intervenir en Siria con todas sus fuerzas. Evitó el derrocamiento de Ásad. Atacó efectivamente a ISIS y a los grupos “rebeldes”. Dominó la estrategia militar.

Trump se dio cuenta del problema de liderazgo de Obama y de su falta de estrategia, del liderazgo de Putin, del problema de la crisis de los refugiados, del fortalecimiento de ISIS, de los ataques terroristas en suelo americano y europeo viabilizados por la infiltración de simpatizantes de ISIS, de la eventual derrota de EEUU en su “guerra” por proxy, del deterioro de las relaciones de EEUU y Rusia, del gasto militar innecesario, y de la imposibilidad de que EEUU salga bien parado de este conflicto.

Si algo caracteriza a Trump es que le gusta ganar. No heredará la derrota de Obama. Se acercará a Rusia invocando que “el enemigo de mi enemigo es mi ‘amigo'”. Combatirá al islamismo radical con las armas y los soldados de otro. Dejará que sea Rusia quien ponga los cuerpos y EEUU colaborará con las fuerzas aéreas y otras actividades logísticas. No recibirá a más “refugiados sirios” ni comprometerá la seguridad de EEUU.

Los que acusan a Trump de ser una marioneta de Putin, lo subestiman. En Siria, EEUU no tiene nada que buscar. Cualquier interés o agenda oculta, como la tubería de gas que atravesaría a Siria, queda en suspenso. Es hora de trazar estrategias, de adelantar el interés de EEUU, de dejar de utilizar a los militares americanos como “mercenarios” y de ganar.

Nota del autor: Pueden seguirme en Twitter.

 

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