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Sobre Promesas, Octavitas, Octavones… y las mejores navidades del mundo

Se dice que las Navidades de Puerto Rico se celebran por un periodo más extenso que en el resto del mundo. “Las más largas”, dicen algunos. “Las más alegres de todo el mundo”, dicen otros. “El mejor destino para vacacionar”, según documenta un libro.

La verdad es que los comercios las empiezan tan pronto sacan los disfraces de Halloween de tablillas y góndolas. Entremezclan adornos de pavos con colgalejos alusivos a las Christmas heladas que no se experimentan en el trópico.

En Puerto Rico, las familias acortan distancias para deleitarse con los aromas que producen muchas cocinas, avisando de esa forma las delicias de la temporada: arroz con gandules, pernil, pasteles, almojábanas, tembleque, arroz con dulce y el famoso coquito con ron, o “sin bautizar”.

Mientras, los sones navideños nos ponen a bailar hasta en la cocina.

En los hogares de muchas familias católicas, las fiestas de Navidad comienzan con la celebración del periodo de Adviento y la ceremonia dominical del encendido de la primera de las cuatro velas en preparación para la fiesta del 24 al 25 de diciembre, cuando los cristianos celebramos el nacimiento del Niño Jesús.

Con gusto, nos amanecemos durante los nueve días antes de Nochebuena, para gozar los repiques de nuestros instrumentos típicos en las Misas de aguinaldos. El ritmo lo marcan el cuatro, guitarras, tiple, pandereta, güiros, bongós, tambores, maracas, y los palitos. Los feligreses aprovechamos para esgalillarnos -afinados o no- cantando aguinaldos y villancicos. Esto, por lo regular, cerca de una estampa con figuras que replican un pesebre grande con la cuna de paja vacía. Otros escenacios pueden tener de fondo casitas de madera, o belenes.

El 24, celebramos la hermosa Misa de Gallo. En algunas parroquias feligreses atrevidos han llevado gallos que han cantado a destiempo desatando las risas hasta del celebrante.  El 25, la figura que representa al Divino Niño amanece en la cuna de paja. Muchas iglesias cristianas presentan “nacimientos vivos” con niños-actores.

Las misas subsiguientes siguen alegres y en calendario regular.

Pasado el alboroto del 31 de diciembre al 1ro. de enero, se celebran las misas especiales del 1ro. y las de las Promesas de Reyes, que pueden comenzar en cualquier momento. Sin embargo, la mayoría de las Promesas de Reyes que conozco, comienzan el mismo 6 de enero, Día de Los Tres Santos Reyes.

Algunas personas aseguran que las navidades puertorriqueñas se alargan ocho días a partir del 7 de enero para que las familias puedan celebrar las “Promesas de Reyes” durante lo que llamamos el periodo de “las Octavitas”.

Dicho sea de paso, las Promesas de Los Reyes Magos, nada tienen que ver con la Ley PROMESA, que tanto dolor de cabeza está provocando en el país.

Doy fe que conocí y participé de las Octavitas como celebraciones religiosas para glorificar a los Reyes Magos y al Niño Jesús. Se cantaban aguinaldos dedicados a los Reyes Magos. Recuerdo uno: “se fueron los Reyes con mucha alegría/vienen las octavas/ y con nosotros canta la Virgen María.”

Al terminar las Octavitas se pensaría que llega a su fin el periodo navideño. Pero no es así en Puerto Rico, donde se extienden a ocho días adicionales: los Octavones.

Este año he visto anunciadas dos Promesas de Reyes que entrarían en el periodo de los Octavones. Son la Promesa de Reyes de la Casa Aboy pautada para el 15 de este mes, y la Promesa de Reyes que se celebra en la Plaza de Recreo Ramón Emeterio Betances de Cabo Rojo. Siempre se celebra el sábado después del Día de Reyes, pero este año el gobierno municipal pautó otras actividades en la plaza en esa fecha. De manera que la solemne Promesa de Reyes de Cabo Rojo -en la que se bendicen decenas de tallas de Los Reyes- se llevará a cabo el domingo 22 de enero.

En los últimos años se ha encontrado una nueva excusa para extender las navidades puertorriqueñas: las Fiestas de la Calle San Sebastián, que este año se llevarán a cabo del 19 al 22 de enero, a horas de terminar los Octavones.

Pero nada que temer, nuestras navidades seguirán siendo las más largas y de mayor cantidad de festejos. No en balde el libro “Historia de la celebración navideña en Puerto Rico”, de Herminio de Jesús, destaca que entre 10 lugares del mundo, San Juan es el mejor destino del mundo para celebrar la Navidad.

En días recientes me recordaron que hasta hace poco, se encendían hogueras con los árboles de navidad el Día de la Virgen de La Candelaria, el 2 de febrero. Quemar el pino seco que habíamos decorado e iluminado por Navidad era la señal para guardar los adornos hasta el próximo diciembre.

Ahora, ni pensarlo. Los pinos secos se llevan a los centros de reciclaje.

Sin embargo, tras comicios electorales -no importa el partido que gane- el periodo navideño se estira hasta el Festival del Acabe (cuando se celebra el final del recogido del café) en Maricao. Este año, del 17 al 19 de febrero.

Es cuestión de terminar la comelata típica de la temporada y recuperarse con un buen cafecito para apaciguar el delicioso frío de la montaña.

No cambio por nada las alegres Navidades de mi patria, ni a  las juntillas con los familiares que regresan al calientito de nuestros abrazos.

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