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Las cosas por su nombre

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Una honda inquietud

“Los casos salen cuando están listos”. Lo ha dicho con una sonrisa enigmática, la fiscal federal Rosa Emilia Rodríguez. Lo dice cuando se le cuestiona sobre la decisión de llevar a juicio en año electoral el caso contra Anaudi Hernández, por el ramillete de estremecedoras revelaciones contra el Partido Popular Democrático (PPD) que se ventilaron durante ese proceso.

La misma expresión debe estar desempolvando en este momento el secretario de Justicia, César Miranda, porque vienen por ahí, llegaron ya algunos, señalamientos sobre la decisión de haber radicado a pocos días de las elecciones dos casos de corrupción que encharcan hasta las orejas a figuras relacionadas con el Partido Nuevo Progresista (PNP): el caso por el escándalo de Crece 21 en la Universidad de Puerto Rico (UPR) y la acusación contra el exsuperintendente del Capitolio, Eliezer Velázquez.

Los tres casos tienen méritos. En el de Anaudi Hernández vimos en vivo y a todo color cómo un don nadie logró, recogiéndoles unos billetitos a políticos, acceso a las más altas esferas de Gobierno y hacerse de contratos ilegales. Todos los acusados son hoy culpables esperando sentencia.

Sobre Crece 21 había informes hace tiempo de la propia UPR que revelan cómo los tres rectores y algunos allegados aprovecharon para darse la buena vida con fondos federales (presten atención a ese detalle: federales), que se suponía eran para readiestrar maestros para que pudieran impartir clases de difícil reclutamiento.

Muy pocos maestros fueron readiestrados. Los acusados los usaron para, entre otras cosas, cenas en lujosos restaurantes y estadías en hoteles, una de las cuales “casualmente” coincidió con la convención en la misma hospedería del PNP.

Los tres rectores tienen muy estrechos vínculos con el PNP. Uno de ellos, Juan Varona, de Cayey, colaboraba con la campaña del candidato a la gobernación de la colectividad, Ricardo Rosselló, quien devolvió todos los donativos que este le había hecho tan pronto supo del escándalo.

Otra acusada, Yanaira Vázquez, a todas luces cabecilla del esquema, había cometido un pecado similar antes en el Sistema Universitario Ana G. Méndez. La entidad devolvió el dinero, pero no la penalizó. De hecho, después de su desastroso paso por la UPR, volvió, a pesar de su pasado, a encontrar refugio en Ana G. Méndez.

Es evidente que Varona, Vázquez y Juan Ramírez, el tercer acusado, se estaban afilando los dientes para volver a enterrárselos a la UPR si el PNP gana las elecciones. Parece, por las acusaciones, que será a otros dientes a los que tocará morder.

Mientras tanto, a Velázquez, quien hasta el día antes de ser acusado era el administrador del Municipio de Ponce y es un estrecho colaborador político del senador Thomas Rivera Schatz, se le imputar haber usado dos empleados de la Superintendencia del Capitolio para que le corrieran una fallida campaña primarista para el Senado y de no reportar donativos recibidos en eseesfuerzo.

Velázquez era el superintendente del Capitolio cuando, según el Departamento de Justicia, se cometió allí un fraude de $2.9 millones que está siendo procesado ahora mismo en las cortes. Por ese caso no está acusado.

Está claro, pues, que en los tres casos hay base suficiente para que haya acusaciones. Lo que causa una inquietud que no se puede ignorar en el fondo del ser es que, en los tres, hay olor de que de que se están usando los sistemas de ley y orden de Estados Unidos y Puerto Rico para influir en el resultado de las elecciones.

El caso de Anaudi Hernández parece que se presentó cuando tenía que hacerse. Los hechos ocurrieron durante la pasada campaña y los primeros dos años de este gobierno. La fiscalía federal lo supo, investigó, acusó y el calendario natural del proceso los llevó a que el juicio tuviera lugar en la segunda mitad del año electoral. En ese caso, parece inevitable que las cosas sucedieran tal como ocurrieron.

Lo que causa inquietud son las expresiones públicas del jefe del FBI, Douglas Leff, advirtiendo de una nueva ronda de acusaciones en ese caso, muy imprudentes en el caldeado clima electoral que vivimos. Además, de un tiempo acá da la impresión de que la fiscalía federal no muestra el mismo celo cuando se trata de escándalos relacionados con el PNP.

Veamos, por ejemplo, el mismo caso de Crece 21. El escándalo en ese programa venía sonando desde el 2012. En el 2014, la UPR publicó un informe que detallaba los abusos. Crece 21 funciona con fondos federales, por lo cual la fiscalía federal tiene jurisdicción directa y no tiene siquiera que recurrir a la estrategia del “comercio interestatal”. ¿Los fiscales federales no supieron nunca del escándalo? ¿Nadie les llevó el informe de la UPR? ¿No leyeron la prensa?

Si en algún momento el escándalo fue investigado, no se sabe. Nunca se filtró nada relacionado con Crece 21 como se filtraron muchísimos detalles del caso Anaudi antes de que surgiera la primera acusación. Este cuatrienio, la fiscalía federal también investigó un fraude en el Departamento de la Familia (DF) que implicaba a allegados a las altas esferas del PNP. Pero, sorpresa, el caso fue investigado en Washington, no aquí, y se zanjó discretamente cuando la única acusada, que según ha trascendido está muy enferma, se declaró culpable.

En cuanto a los casos estatales de Crece 21 y Eliezer Velázquez, todos conocemos la fama de lento y errático que tiene el Departamento de Justicia. Para la gente que no le gusta hacerse la tonta, es imposible no prestar atención, ni dejar de sentir una incomodidad en la conciencia, ante el hecho de que hayan sido presentados a menos de 15 días de las elecciones.

Si uno no teme mirarse al espejo, queda con la imborrable duda de si la prisa en radicar justo ahora no responde al interés de igualar al PPD y al PNP en el tema de la corrupción, como si eso, por otro lado, hiciera falta.

Esto es muy triste. Un país necesita confianza total en sus instituciones, sobre todo las de ley y orden. Un país no puede vivir con la duda de que se usan para beneficiar o afectar a uno u otro partido. De ahí a la anarquía, como dice una canción, un paso es.

(benjamin.torres@gfrmedia.com, Twitter.com/TorresGotay, Facebook.com/TorresGotay)

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