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Un hombre en sotana

Es unhombre en sotana. Lo más seguro entradito en años. Visita familias y hace misasen privado. Es un depredador sexual. Anda suelto en Puerto Rico. Toda laliteratura sobre la pedofilia indica que son altísimas las posibilidades de quea esta ahora esté acechando a un niño. De que ayer haya violado a otro. Y antesde ayer, a muchos más.

Esto es lo único que sabe.

Son descripciones muy vagas, lo sabemos. La inmensa mayoría de loshombres en sotana que vemos por ahí son auténticos hombres de Dios a lo ÓscarArnulfo Romero, Antulio Parrilla y los miles otros que alimentan hambrientos,curan enfermos y sanan almas. Pero el arzobispo de San Juan, Roberto GonzálezNieves, no nos ha dejado más remedio que ubicar a todos los hombres en sotanabajo la sórdida sospecha, porque no ha identificado en público al cura que en2010 le confesó que hace 27 años violó a un niño de 15 años en un parroquia dela Capital.

El cura confesó a la primera, dice el arzobispo. Fue denunciado deinmediato ante el Vaticano. Cuatro días después, se le prohibió celebrar misasen las parroquias de San Juan.  Al quinto día, andaba suelto, sin haberpagado ninguna consecuencia por su villanía. Sigue sin pagarla.

Su víctima, por otro lado, ha vivido aquí, entre nosotros, el infiernocon el que se amenaza en el más allá a los que fornican, mienten, roban, matan,desean a la mujer del prójimo o comen chuleta en viernes de Cuaresma.  Suúnico pecado fue ponerse en manos de un hombre en sotana.

La pedofilia no tiene cura. El pedófilo es paciente y astuto como unfelino. Es obstinado. Puede esperar años el instante vulnerable de la presa.Siempre vuelve a caer. Sobre todo si ninguno de sus pecados le ha acarreadoninguna consecuencia.

Eso es lo que de seguro está pasando con el cura que el arzobispo noha identificado.

Así suele actuar la Iglesia Católica con los curas que, para citar a monseñorGonzález Nieves, la clavan espinas a la corona de Cristo; pagando para que lasvíctimas callen y ocultándole las dolorosas verdades al rebaño. Aquí nosestamos enterando ahora. Pero la monumental crisis que vive el catolicismo porsu vergonzoso manejo de las denuncias de abuso sexual contra sacerdotes llevamás de diez años sacudiendo conciencias a lo largo y ancho del planeta ycostándole millones y millones a la Iglesia.

Hace apenas dos semanas, Silvano Tomasi, enviado por el papa Francisco alComité de la Convención de Derechos del Niño de la ONU a dar cuenta de lasacciones de la Iglesia contra la pedofilia en sus filas, fue resbaloso yevasivo en cuanto a la magnitud del problema y las acciones tomadas contra losdepredadores.

El papa Francisco, mientras tanto, no ha demostrado hasta ahora que, más alláde la seductora sonrisa y las lindas palabras, vaya a ser en cuanto a este temamuy diferente que sus predecesores. Ya, en su primera gran prueba de fuego,resbaló: en la República Dominicana investigan presuntos actos de pedofilia delexnuncio Josef Wesolowski, y ya el Vaticano ha empezado a hablar de inmunidaddiplomática para hacer ver que tal vez no lo extradite si es acusado.

Aquí, seis curas de la Diócesis de Arecibo han sido expulsados desde el 2011por “pecados carnales”, según el obispo Daniel Fernández, contra quien tambiénpesa una denuncia de haber abusado sexualmente a un menor. Ninguno ha sidodenunciado ante las autoridades civiles.

Si un cura se involucra sexualmente con otro adulto, eso es asunto dela Iglesia. Pero si es con un niño, le compete a toda la sociedad. Y en vistade que no se ha explicado cuáles fueron esos “pecados carnales” y dada la fea ycomprobada costumbre de la Iglesia de ocultar sus carencias, pues no se puedeculpar a nadie de que sospeche lo peor. El Departamento de Justicia, en unaacción del todo encomiable, investiga los casos de Arecibo. Mas sería bueno quemirara también las demás diócesis. No hay ninguna razón para pensar que esopasó solo allí.

Todo lo que se sabe del arzobispo González Nieves es que es un hombrejusto. No es descabellado imaginar que duerme mal sabiendo que hay undepredador en sotana suelto por ahí, visitando familias, oculta su depravadanaturaleza tras el aura de benevolencia que da el cuello romano.

Monseñor: advierta a esas familias. Dígales que ese hombre en sotanacon el que se toman de las manos para orar ha manifestado esas horriblesinclinaciones en el pasado. El pedófilo no puede parar. Evíteles a esasfamilias el trauma sin nombre que supone un caso de abuso sexual.

Salve unos cuantos niños.

(benjamin.torres@gfrmedia.com,Twitter.com/TorresGotay)

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