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Edgar puede quedarse corto

 

La buena noticia: después de haberse tabulado 164 de las papeletas, o el 38.7% del total, el boricua Edgar Martínez se mantenía con un sólido 81% de respaldo, bastante por encima del 75% de los votos que son necesarios para quedar elegido al Salón de la Fama del béisbol.
En efecto, Edgar aparece cuarto en la votación, detrִás del 99% de Chipper Jones, el 95% de Jim Thome y el 94% de Vladimir Guerrero, y un chispito por encima del otrora relevista Trevor Hoffman, con 78%, quien también entraría al Salֶón.
Que conste, es muy probable que estas tendencias empiecen a disminuir gradualmente y que, cuando se anuncie el resultado final el 24 de este mes, los números sean bastante diferentes.

 

Después de todo, el único año en el que cinco expeloteros han quedado electos por votación directa de los periodistas ha sido 1936, que fue el primero en el que se votó para el Salón.
Y los cinco que entraron hubiesen entrado fácilmente en cualquier año: Babe Ruth, Ty Cobb, Walter Johnson, Christy Mathewson y Honus Wagner.
Incluso el que entraran cuatro -incluyendo a Edgar-, sería una gran rareza.
Bien es verdad que ocurrió no hace mucho, en 2015, cuando entraron Craig Biggio, Randy Johnson, Pedro Martínez y John Smoltz, pero la vez anterior fue en 1955, sesenta años antes.
Y, la anterior, en 1947.
Y, en efecto, pese a que ha sido impresionante el porcentaje de respaldo que ha recibido este año Edgar en su noveno y penúltimo año de elegibilidad, la impresión generalizada es que el boricua podría quedarse corto de nuevo, pero en una buena posición para finalmente alcanzar el ansiado 75% el próximo año.

 

Después de todo, Edgar recibió el año pasado el 58.6% de los votos, lo cual representó un gran salto del 15% en comparación con el año anterior, y otro salto de esa magnitud le dejaría coqueteando con el 74%.
Según algunas proyecciones, de hecho, Trevor Hoffman eventualmente superará a Edgar y entrará al Salón llegando en cuarto lugar.
¿Por qué ese pesimismo, se preguntarán ustedes? ¿Por qué no pensar que si ya existe una tendencia clara con una cantidad adecuada de votos, la misma no se va a mantener, como ocurre en la política?
Bueno, en la política, como sabemos todos los politólogos aficionados, existe una gran variable: una tendencia puede ser ilusoria si no se toma en cuenta el sector que ya se ha contabilizado.
Con Edgar puede pasar algo parecido.

Ryan Thibodaux, el estadístico beisbolero que hace unos años comenzó a llevar cuenta de las papeletas que iban haciendo públicas los periodistas que no querían mantener sus votos en secreto, días atrás le advirtió a los fanáticos de Edgar que tal vez debieran prepararse para experimentar un abrupto cambio de situación.
“No quiero hacer que nadie se deprima, y me parece bastante obvio cómo yo me siento en torno a esta candidatura”, escribiٌó Thibodeaux, quien, para los que nos hemos vuelto un poco adictos a ‘rastrear’ la votación de Edgar, se ha convertido en el equivalente beisbolero de lo que el metereólogo boricua de la Florida, John Tooney Morales, era para rastrear el paso de los huracanes, o del ingeniero Jorge Bracero de la AEE para rastrear las reparaciones del sistema eléctrico.
“Pero como la gente se la pasa preguntándome acerca de cuáles son las probabilidades de Edgar este año, debo recordar lo siguiente:

“El año pasado, él tuvo un respaldo del 65.9% en los votos hechos públicos antes del resultado final, pero solo del 48.4% en los votos hechos públicos después del resultado final y del 50% en los votos que nunca se hicieron públicos”.
Es sumando todos esos porcentajes que se llega al 58.6% obtenido por Edgar.
El 81% que se le atribuye a Edgar en estos momentos equivale al 69% que tenía el año pasado para esta misma fecha.
Si el comportamiento de los votos posteriores sigue el mismo patrón que el año pasado, entonces debería esperarse un gran bajón en el respaldo a Edgar.
Como todos los años, la votación cerrֶó el 31 de diciembre. Después de esa fecha, algunos periodistas podrían revelar sus papeletas, pero probablemente la gran mayoría de los que quería hacerlo ya lo debe haber hecho.

Los demás pueden mantener su votación en secreto aunque este año, por vez primera, todas las papeletas se harán públicas días después de que se anuncie el resultado de la votación.
Y es lógico especular que los periodistas más conservadores -es decir, aquellos que pueden oponerse a la selección de Edgar por considerar que el DH es una abominación o que un bateador designado no es un “jugador completo”-, sean también los mismos que todavía pueden creer que el voto debe mantenerse en secreto.
Solo resta por verse, pues, si Edgar logra sobrevivir ese bajón previsible o si, por el contrario, tendrá que esperar hasta el próximo año para que finalmente se le haga justicia.

 

 

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad. Acaba de publicar su primera novela publicada, El último kamikaze, ganadora del Premio Nacional de Novela del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, Ceuyoyi, En Facebook, Jorge Prez

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