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Una mala decisión con un final feliz

El momento más revelador de la cartelera sabatina en el MGM Grand de Las Vegas fue cuando tanto Saúl ‘Canelo’ Alvarez como Erislandy Lara fueron entrevistados después de su combate transmitido por ‘pay-per-view’.

“Cuando se enseñe a pelear, ahí tiene la revancha”, dijo el mexicano Alvarez, declarado vencedor por decisión dividida luego del choque a 12 asaltos dirimido en la mítica división de las 155 libras.

“Yo vine a pelear, no correr”, agregó. “Si quiere correr, que se vaya a un  maratón”.

Instantes más tarde, el cubano Lara expresaría: “Lo dominé, lo hice lucir mal ante su público, fue una pelea fácil para mí”.

Más allá de representar las típicas reacciones de los boxeadores luego de una decisión cerrada, estas declaraciones reflejan, según me parece, las dos filosofías clásicas sobre el boxeo: la que promueve la aniquilación del rival y el combate a sangre y fuego, y la que sencillamente sostiene que el ganador es el que exhiba la mejor habilidad técnica.

La primera, naturalmente, está vinculada al boxeo profesional y, en particular, al boxeo mexicano, autoproclamado como “el más macho”, y la segunda ha estado relacionada siempre al boxeo aficionado, donde se busca conseguir triunfos “marcando puntos”.

Para los primeros, pues, todo aquel que rehúse pararse al frente de su rival a intercambiar golpes y litros de sangre es “un correlón”, que fue, en definitiva, lo que Canelo llamó a Lara.

El problema es que a veces los correlones también hacen otras cosas: muchas veces Lara hizo fallar malamente a Alvarez, o lo acribilló con su jab. Y aunque tiró menos golpes (386 por 415), tambien conectó más (107 a 97).

Claro, muchos de los golpes de Lara fueron jabs (Canelo apenas conectó nueve jabs en toda la pelea), pero también muchos de los golpes de Canelo fueron al cuerpo, sin hacer mucha mella: el zurdo Lara, quien luego aseguraría que los golpes de su rival carecían de potencia,seguía desplazándose sobre el ring con tanta soltura en el último asalto, como en el primero.

Y la realidad es que Canelo, por mucho fue era considerado el pegador, nunca logró estremecerlo y muy pocas veces conectarle limpiamente a lo largo de la pelea.

Alguien escribió en internet que la mayoría de los periodistas que cubrieron la pelea vio ganar a Canelo, al igual que los jueces Dave Moretti (115-113) y el inconcebible Levi Martínez, de Las Cruces, Nuevo Mexico, quien crucificó a Lara con un 117-111.

Claro, es muy posible que la mayoría de los periodistas que cubrieron la pelea fueran mexicanos o descendientes de…

Pero entre los que ‘tuitearon’ en torno al fallo, estuvieron el ex campeón junior mediano, Austin Trout, derrotado tanto por Lara como por Canelo, quien, mientras esperaba la decisión, escribió “Lara debe ser el ganador…” y luego agregó: “Las malas decisiones son malas para el boxeo, pero Canelo es bueno para el boxeo, así que… lleguen a sus conclusiones”.

El ex campeón neoyorquino de ascendencia boricua, Luis Collazo, expresó: “Wow! Lara en todo momento! Mis respetos a él y su equipo”.

El promotor Lou Dibella también vio ganar a Lara (“cerradamente, pero no fue una decisión injusta: pudo haberse ido para cualquier lado”.

Y Steve Farhood, quien llevaba la pelea para la transmisión de Showtime, vio ganar a Lara 115-113, al igual que Kevin Iole (de Yahoo.com).

De paso, Iole comentó a su vez que Oscar de la Hoya, cuya compañía (Golden Boy Promotions) presentó el programa, le dijo que Lara le hizo recordarse a sí mismo y los últimos asaltos de su pelea con Tito Trinidad.

Lo que el Golden Boy quería decir, me imagino, es que pensó que Lara botó la pelea al correr demasiado en los últimos episodios después de haber dominado al principio, pero eso no concuerda con lo ocurrido sobre el ring ni lo apreciado por los jueces: dos de los oficiales, incluyendo al Levi Martínez que le dio nueve asaltos a Canelo, votaron por Lara en el último episodio, mientras que Moretti le dio al cubano los asaltos 10 y 11 y Jerry Roth le dio el 11 y el 12  y terminó viendo ganar al cubano 115-113.

Pero, claro, tampoco puede hablarse de una decisión descabellada ni mucho menos, en especial si recordamos algunas de las que se han producido en tiempos recientes.

Lara habló de revancha, pero eso quedó descartado por De la Hoya, quien dijo que “hay otros 10 en torno para pelear con Canelo” y me imagino que el primero de ellos debe serlo el boricua Miguel Cotto.

Así, mientras que si Canelo termina midiéndose con Cotto en diciembre, como ahora resulta probable, y comprueba en carne propia lo peligroso que puede ser el boxeo “a lo macho”, Lara puede concentrarse en seguir defendiendo su título junior mediano de la AMB, el cual conservó gracias a la insistencia de Canelo de que la pelea fuera en las 155 libras.

En fin, esta historia puede haber tenido un final feliz.

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y publicó recientemente su primer libro, San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.

(ceuyoyi@hotmai.com).

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