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Dejar Colombia en paz

Por primera vez en su historia, desde la fundación en 1811 de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, Colombia acaricia la paz ante la posibilidad de poner fin al conflicto armado interno más longevo de América Latina. No debe ser fácil para los colombianos imaginarse una paz que nunca han vivido. Luego de más de medio siglo de conflicto armado interno, más de 200 mil muertos, 700 mil viudas y huérfanos, 25 mil desaparecidos y 5 millones de desplazados, resulta increíble que luego de tres años de negociaciones en La Habana, Cuba, Colombia se enfrente a un reto aún mayor y difícil; construir la paz.

Todo parece indicar que seremos testigos de un hito histórico que no pudo ser antes, y después hubiese sido muy tarde. No hay duda que la Colombia rural y empobrecida en la que comenzó el conflicto armado interno no es la misma Colombia urbana y vibrante de hoy. Esta realidad, unida a una fatiga colectiva, y junto a un liderato apropiado, fue la combinación perfecta para propiciar lo inevitable.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londón Echeverry, alias Timochenko, ejercieron el liderato necesario para estar a la altura de los tiempos. La mediación exterior fue fundamental y el mérito debe ser para el presidente de Cuba, Raúl Castro, quien al parecer pudo infundir en los colombianos los vientos de conciliación y paz que soplan en La Habana.

El camino hacia la paz es mucho más pedregoso que el camino de la guerra. Decía el escritor alemán, Tomás Mann, que “la guerra es la salida cobarde a los problemas de la paz”. Son muchos los detalles importantes que aún quedan por diseñar, incluyendo la aprobación de los colombianos del acuerdo de paz por vía de referéndum.

En América Latina existe una larga tradición de conflictos armados internos y de procesos de paz exitosos. Si algo demuestra la historia, es que todo proceso de paz navega por una dualidad frágil y difícil de equilibrar: esperanza vs. pesimismo; pasado vs. futuro; castigo vs. perdón; justicia vs. impunidad.

Me inclino a pensar que a pesar de todos los retos por delante, Colombia alcanzará la paz. Para el presidente Santos, que se encuentra en el primer año de su segundo mandato de gobierno de cuatro años, representa una oportunidad valiente y riesgosa de ser recordado como un presidente histórico por haber alcanzado la tan soñada paz.

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