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Estilos de Vida

Abriendo puertas

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Querida mamita

En este  tiempo inusual en que vivimos, en ocasiones al estar en mi soledad, me entristezco. Al pensar en ti, a pesar de las muchas alegrías que propiciaste a mi Vida, me entristece. Tengo nostalgia de ti. Tal vez, fueron pocas las veces que te besé o abracé, es mi manera de ser. Expreso el amor de maneras diferentes. Tu eras así, lo único que tu Repertorio para expresar amor era más amplio.

fragmento poema

La Madre de la calle

“Le decían mamita, o mamá Toya,

o doña Victoria…

fuera o no familia

esa gente buena,

Allá en el cielo, en las calles de oro

no será como una extranjera,

será una nueva caminante

sin sed, sin fatiga,

sin dolor y sin penas,

con el gozo reluciente

al tener una diadema de estrellas…

porque  acá “era como la Madre de la calle”…

al ser tan buena.

José Antonio Giovannetti Román

Mamita decía, cuando uno se molestaba con ella: “te voy a hacer falta”. Cuánta falta me has hecho. Eras un mujer hacendosa, creativa, amorosa. Te preocupabas por los tuyos y por los demás. Eras de la época en que la gente gustaba compartir lo que tenia o lo que hacia en el Fogón. Hay experiencias de vida, que lastimosamente hemos ido perdiendo. También era el tiempo en que uno recibía visitas o uno visitaba. Cuando fungiste como “quincallera”, fui tu Ayudante Especial, cargaba la caja donde estaban los zagalejos, las enaguas y las panties, para vender a las damas del barrio Indios de Guayanilla, a pesar de mi edad, a veces me sabía a talla de las damas.

LAS MANOS DE MI MADRE
Quisiera poder trazar con líneas precisas
las manos de mi madre,
pintar los colores variados
 las sombras y luz que irradian.
Esas manos hacendosas y amorosas
que calmaron mi ansiedad,
esas manos laboriosas y siempre
dispuestas a dar.
Aunque más nadie lo diga…
¡ella es la Reina del Cafetal!
aunque más nadie lo diga…
¡ella es la Madre Ejemplar!
fragmento
Jose Giovannetti
Si algo caracterizaba a mi madre Victoria era su habilidad para cocinar. Era dulcera y buena cocinera. Recuerdo cuando se las ingeniaba con la colaboración de mi padre don Pedrito para hacer pastas de mango y venderlas a 25 centavos. Hacía mantequilla de nata, dulce de lechosa, dulce de coco, dulce de grosellas y limberghs de coco.
Extraño mucho aquellos sorullos de harina de maíz al fogón. con el calor del carbón. Er comoa comer un buen bizcocho. Los envolvía en hojas de guineo.
En silencio, solo, son muchas las veces que siento su ausencia, aunque no lo comente con nadie y la familia cercana no se percate.
Las delicias de la cocina no era lo más importante, era su don de gentes, su sonrisa franca, su laboriosidad, su inventiva. Mamita, no siempre he salido bien en lo que hago, pero recuerdo con fervor, lo bueno que me enseñaste a hacer y las cos buenas que hiciste… cuando enfermaste, estuve presente siempre y hubo muchas amistades y familiares que nos dieron la mano, algunos, los menos, no tuvieron memoria de tus favores.
¡Quién pudiera tener unas manos
tan buenas como las miel del panal!
Cuando las he visto entrelazadas
me han hablado de su paz.
Esas manos envejecidas
con belleza sin igual.
merecen tener en sus dedos
al anillo celestial.
fragmento
Las manos de mi madre
Doña Victoria, Mama Toya, Mamita… distintas maneras en que a gente que laamabaa le decían, por ser tan buena… Mamita, me sigue haciendo falta… ojalá que quienes la tengan viva hoy, sepan valorarla, respetarla, servirle y acompañarla. Son las 11:41 p.m. de hoy jueves, al escribir este blog… y una furtiva lagrima, en silencio, se desliza por mis mejillas, por tu ausencia.
Prof. José Antonio Giovannetti Román    787 644 8818
@AntonioGiovan13   en Twitter
Tony1943able    en Youtube
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