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El viejo almanaque… gratos recuerdos

He dicho más de una vez: “Si se puede restaurar un viejo reloj de péndulo o una vieja silla empajillada, se puede restaurar una vida o una relación”. Tengo en mi hogar varias antigüedades restauradas, hace unos días logré, con la orientación de una anciano que pasa los 90 años recobrar el funcionamiento de un Reloj de péndulo. De los 6 Relojes de péndulo que poseo, todos regalados, tenía 3 averiados, logré arreglar el que faltaba. Seguí las instrucciones del Ingeniero cuyo pasatiempo era arreglar o crear relojes de péndulo y hacer llaves. Sus consejos acertados permitieron el logro, hubo otros amigos que e ayudaron.

Al presente mis 6 relojes funcionan, que haya diferencia de segundos o algún minuto, es lo de menos, cada maquinaria es distinta… como el ser humano. Cada cual es diferente, al ver una máquina de un  reloj en su estructura anterior, yo siento admiración por quienes los construyeron, es una maravilla, ver cada volante y el engranaje de las mismas…como es la maravilla del cuerpo humano, en particular del cerebro, de donde emanan los pensamientos y están los recuerdos.

Mi primer libro se llamó “El baúl de los recuerdos”, escrito en el 1998, año de mi Jubilación como maestro de Artes Teatrales. A mi mente llegaban recuerdos, la mayoría gratos, los cuales estaban alojados en esa maravilla que es el cerebro humano. Compartí sentimientos, ilusiones, recuerdos, ideas… como si fuera una necesidad.

Algunas personas me comentaron que mis recuerdos eran también los suyos, pero que no sabían expresarlos, o tal vez, creían que no podían. Con el libro fui portavoz de sentimientos y recuerdos de muchos, la mayoría, gratos recuerdos. A veces me gustaría retornar a lugares, eventos y experiencias del pasado, reencontrar personas que admiré mucho, estar en lugares de especial significado, como fue aquella vieja Central Azucarera San Francisco del Bo. Boca de Guayanilla, hacer presencia en el Taste Freeze de mi papá, y volver a despachar las barquillas luego de confeccionar el helado~~fuí heladero~~… y volver una vez más al viejo escenario del Teatro Universitario de la Universidad de Puerto Rico para interpretar a Lucas Gómez, a Juan Ramón Jiménez o Arlequín de la Comedia del Arte Italiana… tantos recuerdos! Maquillaje, vestuario, gesto, ademán, movimiento, telón y luces… Aplausos!

Haber estado en Córcega, la cuna de mi abuelo paterno, Pierre Marie Giovannetti Calvelli en el 2003 a los 60 años, fue un sueño logrado, el cual mi padre no pudo llevar a cabo, esa grata experiencia ocupa un espacio en las aulas de mi cerebro y en la cámaras de los sentimientos del corazón… añoranzas, recuerdos.

Mi palique cotidiano con los zapateros de la época, la bola y el aro de baloncesto de lo cual fue un fiebrú… Vida.

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